Si la diabetes no se mantiene bajo control, el nivel de azúcar en la sangre aumenta. Esto se llama “hiperglucemia” (nivel alto de azúcar en la sangre). Y, este alto nivel de azúcar en la sangre puede dañar pequeños vasos sanguíneos en su cuerpo. Imagínese qué sucede con los cubitos de azúcar cuando se deja sin envolver durante la noche. Se vuelve pegajoso y pegajoso. Ahora visualice cómo se adhiere el azúcar a los vasos sanguíneos pequeños y dificulta que la sangre fluya a sus órganos. El daño a los vasos sanguíneos ocurre con mayor frecuencia en los ojos, los pies, los nervios, el corazón y los riñones.
Piensa en tus riñones como un filtro de café. Sus riñones mantienen el filtro fuera de los desechos y el exceso de líquido, y mantiene las cosas que necesita dentro de su cuerpo. Los riñones están llenos de pequeños vasos sanguíneos. Con el tiempo, el nivel alto de azúcar en la sangre puede hacer que estos vasos sanguíneos se estrechen y se obstruyan. A medida que los riñones reciben menos sangre, se eliminan menos residuos y líquidos de su cuerpo. La enfermedad renal causada por la diabetes se denomina “enfermedad renal diabética”.