¿Es posible “drogarse” con un agonista selectivo del receptor D2 de dopamina?

No es fácil, si es que lo es. Los que toman agonistas de la familia D2 tienden a informar una disminución del estado de ánimo como efectos agudos, es decir, disforia. Aunque algunos estudios predicen la posibilidad de fuertes efectos postsinápticos a altas dosis, no está claro si eso significa que un agonista es capaz de inducir un nivel alto. Los informes de sobredosis parecen indicar somnolencia y náuseas como efectos notables. Aparentemente son muy diferentes a los estimulantes.