El problema es que los sistemas sensoriales ocupan espacio, energía y nutrientes que podrían usarse para otros fines. Nuestros dedos ya están densamente empaquetados con fibras sensoriales para detectar la forma y la textura, y la adición de fibras de sabores significaría sensaciones de tacto menos precisas. Esta es la misma razón por la cual no tenemos diez conjuntos de globos oculares diseminados por todo nuestro cuerpo, serían difíciles de cultivar y cuidar, y solo una mejora marginal en lugar de simplemente girar la cabeza.
Además, muchos sabores deben disolverse en una solución antes de que puedan ser detectados por nuestros receptores de sabor, y probablemente apetezca tener las yemas de los dedos escurridizos todo el tiempo.