Parece ser una pérdida de tiempo y dinero que comúnmente se defiende mediante resultados hipotéticos que rara vez se materializan.
La especificidad juega un papel importante en la perpetuación de la experimentación con animales.
Aquí hay algunos párrafos del capítulo 2 de Animal Liberation de Peter Singer:
Todo lo que necesitamos decir es que los experimentos que no tienen un propósito directo y urgente deben detenerse de inmediato, y en los demás campos de investigación, siempre que sea posible, deberíamos reemplazar los experimentos que involucran a los animales con métodos alternativos que no lo hacen.
De modo que el dilema central del investigador existe en una forma especialmente aguda en psicología: o el animal no es como nosotros, en cuyo caso no hay razón para realizar el experimento; o bien el animal es como nosotros, en cuyo caso no deberíamos realizar en el animal un experimento que sería considerado escandaloso si se realiza en uno de nosotros.
Además de exponer a las personas a daños, las pruebas en animales pueden llevarnos a perder productos valiosos que son peligrosos para los animales pero no para los seres humanos. La insulina puede producir deformidades en conejos y ratones pequeños, pero no en humanos. La morfina, que calma a los seres humanos, hace que los ratones entren en un frenesí de drogas. Y como ha dicho otro toxicólogo: “Si la penicilina hubiera sido juzgada por su toxicidad en los conejillos de indias, nunca podría haber sido utilizada en el hombre”.
Recomiendo leer todo el capítulo para aprender más sobre los horrores y la ineficacia de la experimentación con animales, así como sobre las alternativas.
