A lo que Piyush Daga explicó, agregaré que la razón para llamar al sistema de numeración de bonos desde el “back-end” del fa “omega- [número]” es que omega es la última letra del alfabeto griego. Afortunadamente, nadie llega a estar cerca de omega cuando comienzan con alfa y los nombran del extremo funcional de la molécula: beta, gamma, etc.
Normalmente no tendríamos ninguna razón para numerar las ubicaciones desde el extremo posterior, pero debido a la forma en que los seres vivos sintetizan los ácidos grasos, dado que la elongación ocurre en el “extremo comercial”, se establecen dobles enlaces en ciertos puntos y luego son constantes a medida que el ácido graso se hace crecer una longitud variable en función de la cantidad de unidades de 2 carbonos que se clavan en el extremo carboxílico. Si las posiciones de los enlaces dobles se nombraran a partir del carbono alfa, como sería la práctica química usual, entonces no habría clases nombradas de ácidos grasos de acuerdo con las posiciones de doble enlace que tendrían en común.