COMUNICACIÓN, COMUNICACIÓN, COMUNICACIÓN …
No mencionaste por qué quería irse tan mal. No describiste la larga conversación que debías haber tenido con ella para escuchar sus inquietudes y discernir por qué aparentemente ella actuaría en contra de su propio bienestar mientras era mentalmente funcional.
La historia no termina de cuadrar con la información dada.
Creo que la mayoría de los médicos han tenido experiencias similares, y no siempre nos tomamos el tiempo para aventurarnos en la motivación del paciente para irse.
Sin embargo, no puedo recordar una sola instancia cuando me tomé el tiempo para escuchar e indagar con sincero interés y no aprendí su verdadera motivación para abandonar el tratamiento.
Entre las razones fueron:
¿Cuáles son los defectos en la ley de eutanasia holandesa que deberían mejorarse?
“Soy un alcohólico y no he bebido nada desde mi admisión”. (Entonces le llevamos una pinta de Guinness y él se quedó).
“Soy un adicto a la heroína y necesito un éxito”. (Aceptamos conectarlo con una clínica de metadona y él se quedó).
“Mis padres murieron en el hospital y tengo miedo a morir aquí también”. (Le aseguré que la cuidaría como si fuera mi propia madre, y ella se quedó).
“No quiero tener cirugía”. (Le aseguré que tampoco lo hacíamos y exploraríamos todas las avenidas no quirúrgicas antes de considerar la cirugía, y se quedó).
Siempre hay una razón detrás de las acciones de personas sensatas. Depende de nosotros, los médicos, invertir el tiempo para escuchar lo suficiente como para encontrarlo.