Una gran idea, los precios se dispararían de la noche a la mañana ya que varios niveles del gobierno acumularon múltiples impuestos sobre la comida rápida en un esfuerzo por “proteger al público” al disuadirlos de comer comida rápida. Luego, la FCC prohibiría toda publicidad de comida rápida impresa, televisiva y radial, lo que haría que esas industrias cayeran en picada. Eventualmente, los niños menores de 18 años tendrían que ir acompañados por un adulto para ingresar a Mcdonalds y no se podrían construir restaurantes de comida rápida en 500 yardas de una escuela.
O bien una de las agencias gubernamentales existentes se expandiría o se formaría una nueva para regular esta pesadumbre para la salud pública.
